Las decisiones no han de postergarse. Nacen de la reflexión, entrenamiento, responsabilidad y deber individual. Guardando la serenidad en cada paso.
Tomada la decisión no se duda sobre la elección, ni se cambia la ruta, aunque se dieran circunstancias diferentes o imprevistas.
Cuando se comienza se llega hasta el final. Si acertó en la decisión saldrá triunfador.
Si fue errónea, deberá comenzar de nuevo, derrotado, pero con mas sabiduría.
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